PÁGINAS

jueves, 25 de febrero de 2016

CARTAS DE AMOR: Carta a usted que fue mía de Marcelo Galliano

Carta a usted que fue mía
de Marcelo Galliano


Estimada señora: está tan bello el día…
acaso sea por eso que le quiero escribir,
redactarle con lluvia sería descortesía,
pues ya es bastante triste lo que voy a decir.

Lo nuestro, ya lo sabe, fue un aire pasajero,
una llovizna acaso sin mucho que empapar,
será un problema mío si me creí el “te quiero”,
el sol no es responsable de quien pueda quemar.

Dije quemar y pienso: qué ocurrencia la mía,
aunque es verdad que el hielo a veces sabe arder,
sólo así es que me explico cómo es que un alma fría,
así, como la suya, logró hacerme doler.

Yo pensé en poseerla y ahora observo que al cabo
de este tiempo hubo instantes que pude atesorar,
porque se es dueño sólo de quien se ha sido esclavo
y yo encontré en sus manos un bello esclavizar.

Puedo decirle entonces que parto de su lado,
pero a su lado nunca jamás permanecí,
acaso fui una sombra que anduve a su costado
pidiendo que sus labios dibujaran un “sí”.

Una noche muy sola recodará el lamento
de estos versos que ahora tanta rabia le dan,
y entenderá que hay cosas que llegan con el viento
y, con el mismo viento, una tarde se van.

No tendrán sus balcones las negras golondrinas
que dolorosamente un Becquer auguró,
sino las frías paredes, mudas y blanquecinas
evocando en silencio su tiempo que pasó.

Pero en un mismo río nadie nada dos veces
(como fluye la vida se renueva un caudal),
y así como la tierra va cambiando sus mieses
verá qué bueno era lo que juzgó tan mal.

Y tal vez se arrepienta de haber tenido en vilo
a un pobre enamorado que la quiso sin más,
y verá que su vida… es parecida al tilo…
podrá ofrecer mil flores pero frutos jamás.

Señora, aquí termino mi triste perorata,
estas letras que, acaso, apenas va a leer,
de este amor que se muere, porque viviendo mata,
y que muriendo hiere sin dejar de doler.

Si alguna tarde de éstas la arrebata la pena
y empieza a preguntarse: aquél ¿dónde estará?,
recuerde: fui la ola que llega por la arena
y, borrando las huellas, por la arena se va.


Gracias Marcelo por dejarnos disfrutar de tu poesía.

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