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miércoles, 6 de enero de 2016

MUNDO ERÓTICO: Relato Piscina solitaria de Lily Tempelton

                PISCINA SOLITARIA de Lily Tempelton


Quedaba un largo tramo hasta llegar a la pared de la piscina. Tranquila y concentrada, Isa continuó dando brazadas hasta que fue interrumpida de pronto por un tirón en su pierna. Su cuerpo, fue arrastrado hacia un firme y duro torso masculino, y quedó de espaldas a éste, inmovilizada.
Desde lo más profundo de sus pulmones brotó un aterrador grito, el cual fue callado por la mano de aquel hombre, quien cortó el chillido al instante.
—No grites. No te puede oír nadie—Dijo una voz varonil en su oído.
En aquel momento solo supo que debía escapar como fuera. Intentó moverse, sin obtener resultado. Lo volvió a intentar cuando la voz la interrumpió.
—Isabel, estate quieta—se quedó inmóvil, ¿Cómo sabía su nombre? Había algo en esa voz que le resultaba familiar y eso la desconcertaba, sin embargo, aun estaba totalmente confundida, su cabeza trabajaba a mil por hora intentando descubrir quién era.

— ¿Si te suelto, chillarás?
Isa negó con la cabeza. Lo tenía en la punta de la lengua, todavía no sabía de quién se trataba. Él, muy despacio retiró su mano sin esperar el mínimo movimiento aferró sus manos a la cintura de ella y la dio vuelta quedando enfrentados.
Ambas caras enseñaron sorpresa: ella al saber quién era por fin y él por lo cambiada que estaba.
Otro grito, pero esta vez eufórico, rompió el silencio. Era tal la ilusión por su regreso que dé un salto Isa se subió a la cintura de él y le abrazó con fuerza.
—Aitor, joder, ¡Ya te vale!, Qué susto me has dado, imbécil, ¡no lo vuelvas a hacer!—le dijo mientras le salpicaba agua a la cara.

—Vale, vale—contestó él carcajeándose, mientras se quitaba el agua. La achuchó y se puso a hacerla cosquillas como él sabía.
—Para, para…—suplicó ella riéndose.
—Te voy a hacer las preguntas del millón. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en Alemania terminando tus exámenes?—le preguntó una vez que recuperó el aliento.
—Pues resulta, que hemos acabado antes los exámenes, allí no hago nada, y he venido a mi casa. ¡Y eso quisiera saber yo! ¿Se puede saber qué estás haciendo, después de tanto tiempo sin verte, en la piscina de mis padres sola?
—Es muy sencillo, aquí todavía no han acabado los exámenes. Tengo dos semanas de vacaciones, así que mis padres insistieron en que viniese con ellos para despejarme. Y aquí estoy.
No hizo falta decir más. Se comieron con la mirada unos instantes. Ella se mordió el labio, él se percató y elevó su sonrisa hacia un lado, quería ser él quien se lo mordiese. Isa no podía creer que delante de ella estuviese aquel chico, tres años mayor que ella, con quien creció y al que, además, llevaba unos años sin ver. Pero en realidad no concebía que las imágenes subidas de tono con él, pasasen por su cabeza encendiéndola como nunca. Él apretó su agarre queriendo sentirla más cerca porque estaba en la misma situación que Isa, el calor que desprendía su sexo lo estaba matando. Isa gimió y Aitor sin pensarlo dos veces embistió sus labios. Al ver que no se alejaba bajó la mano hasta su trasero, el cual lo estrujó hacia sí mismo.
El beso subió de temperatura en cuestión de segundos y ninguno daba señales de querer separarse, por sus venas hervía la pasión. Una placentera sensación se les instalaba en sus entrañas, esta provocaba intensidad en cada movimiento. Querían más.
Poco a poco Aitor fue desplazándolos hasta la orilla. Una vez que llegaron, bloqueó el cuerpo de Isa contra la pared de la piscina. Marcó un camino de besos hasta llegar a la parte superior del bikini, cuando llegó a la altura del pezón, lo mordió por encima de la tela. Un espasmo, junto a un placentero gemido, la hizo echar la cabeza hacia atrás, conforme se aferraba aún más a él. Se dejaban llevar. Aitor retiró el triángulo amoldado a uno de los pechos, llevándose el pezón a la boca para absorberlo. Su mano fue directa a la parte interna de la braguita y haciéndola a un lado, tanteó que estaba lista para recibirlo; sumergió con lentitud dos dedos, el cuerpo de ella se arqueó e iniciaron un vaivén, sus labios se devoraban, los dientes chocaban, ella estaba a punto, le quemaban los dedos del calor que desprendía su centro.Como buen pianista, con un solo movimiento encontró ese magnífico botón y en medio del poderoso orgasmo Isa fue consciente que lo quería enseguida dentro de ella.
—Aitor, te necesito—gimoteó.
—Afuera tengo un condón, salgamos.
—Tomo pastillas, no te preocupes.
Aitor confió en ella.
Se quitó la bermuda como pudo, en un segundo flotaba en la piscina al igual que la braguita del bikini. Una vez desnudos retomaron la misma posición. Aitor la miró a los ojos deseándola como nunca, agarró su miembro y tras pasearlo a lo largo de sus labios, lo introdujo despacio. Él colocó ambas manos en su cadera, ella en los hombros de él cuando en dosempujes Isa lo sintió que estaba totalmente dentro. Aitor llegó a su abrasante fondo. Atrapados con los nuevos sentimientos que experimentaban y por la excitación de sentirse tan unidos, se abrazaron. Aitor poco a poco subió la velocidad de sus arremetidas, siéndole devueltas por ella con vigorosidad. El calor fue elevándose de nuevo, al igual que la pasión. El agua les incitaba a ser más salvajes. Isa sin previo aviso lo aferró con su interior al explotar en un delicioso y potente orgasmo. Él no se quedó atrás, al notar que ella se había dejado llevar, derramó toda su esencia en una impresionante corrida, lo cual provocaba en Isa un placentero segundo orgasmo mucho más intenso.

Tras ello, la ternura llegó besos y delicadas caricias repartidas, tanto por lo que acababa de pasar cómo por el largo tiempo que llevaban sin verse.


*Gracias Lily por habernos dejado descubrir tus relatos.

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